¿Sabias que la alegría es limitada? Pero limitada no significa que no se pueda gestionar, buscar o reconocer. A veces creemos que la alegría nos la provee el exterior, pero también hay mucho en nosotros que podemos descubrir que nos genera alegría, solo que al ser cotidiano, muchas veces no lo valoramos.
Algo parecido pasó con esta pandemia. De pronto, muchas situaciones que vivíamos como cotidianas y a veces en forma automática, empezaron a cobrar valor cuando dejamos de tenerlas al alcance de la vida. Podemos encontrar alegría en el despertar, en tener la bendición de las personas que nos rodean.
Alegría en tener una mesa con comida y personas para compartir. Alegría de respirar, de hacer cosas que nos gustan. Alegría de sentirnos bien con la persona que somos. Muchas cosas de nuestra cotidianidad nos provocan alegría. La de afuera nos complementa, pero la alegría inicial la debemos gestionar nosotros.
A veces, si me tocan días donde no tengo muchas ganas de reír, me pongo a ver bloopers en youtube y se empieza a generar la risa. Les recomiendo hacerlo, no solo para cambiar el ánimo, sino para recordar lo bien que se siente la alegría acompañada de la risa. El día que nació mi hija, apenas la apoyé en mi pecho, la miré y le dije: “Voy a enseñarte a reírte todos los días”. Y hoy, con 6 años, es algo que le sale natural.
Y no significa ser un arlequín risueño, ni evitar momentos de tristeza o apatía, significa entrenar el cerebro y el hábito, para que, pase lo que pase, pueda disminuir el tiempo en el que está en un estado de ánimo que si se cronifica, no la va a dejar avanzar. Ahora te pregunto ¿cuándo fue la última vez que sentiste alegría?
En mi caso, acaba de suceder, lavando el auto con mi hija, mojándonos con agua y divirtiéndonos mucho. La alegría es limitada, pero por más poco tiempo que transcurra en nosotros, lo que nos deja, puede hacerse más duradero!
Te invito a autogestionar la sonrisa diaria, unos minutos al día, y también, empezar a desarrollar la vista de 360°, y ver todo lo que tenes dentro y alrededor que pueda provocarte alegría.